miércoles, 6 de febrero de 2013

La Mecánica celeste y Sus Influencias - La Reencarnación del Alma

JESÚS MORALES RUIZ  Artista Plástico – Astrólogo - Tarotista 
 moralesruizjesusrafael@gmail.com – Tlf: 0416-7992002
LA MECÁNICA CELESTE Y SUS INFLUENCIAS
                La Reencarnación del Alma
EL PROCESO  DE  INDIVIDUALIZACIÓN.
En la naturaleza, la vida se despliega siguiendo ciertos designios internos. Un capullo de rosa, al abrirse, es una rosa, de una bellota sale un roble, y la oruga emerge de su capullo como mariposa. Los seres humanos compartimos esta cualidad con el resto de la creación, y que también nosotros nos desplegamos de acuerdo a un plan interno.
San Agustín escribía que “dentro de mi hay uno que es más yo mismo que yo mismo”. Aristóteles usó la palabra entelequia para referirse a la evolución y al florecimiento pleno de algo que originalmente se halla en estado potencial. Aristóteles hablaba también de esencia, entendiendo por tal, aquellas cualidades que uno no podría perder sin dejar de ser uno mismo; de manera similar, la filosofía oriental, se vale del término “Dharma” para denotar la identidad intrínseca y la pauta vital latente, que desde el nacimiento, están presentes en todos nosotros; lo bueno lo positivo, lo contrario de “Karma”.
El Dharma es un moscardón del zumbar, el de un León es rugir, el de un artista es crear; cada una de estas pautas tiene su propia clase de verdad y de dignidad

LA REENCARNACIÓN  DEL  ALMA.
La idea del renacimiento plantea siempre esta pregunta: “Si yo he vivido antes, ¿Por qué no lo recuerdo y sé?”.
Nuestra personalidad es nueva pero el alma no. El alma es la unidad evolutiva.
La personalidad es la unidad encarnada. “Cuando seamos consciente de quienes somos verdaderamente un alma que usa una personalidad mediante la cual actúa” entonces, recordaremos.
“¿Cuánto recuerdo consciente de lo que he vivido en esta vida?”. El  conocimiento esta en su yo subconsciente. Su yo subconsciente lleva oculto la suma total de todas las experiencias que usted tuvo hasta hoy.

IDENTIFICANDO  NUESTRO  DESTINO.
La  psicología moderna asigna muchos nombres  a la búsqueda perenne “de ser aquello que verdaderamente se es”; el problema de individualización, la autorrealización, el desarrollo de sí, etc., sea cual sea la etiqueta que se le ponga, el significado subyacente está claro: todos tenemos ciertas potencialidades y capacidades intrínsecas y lo que es más, en algún profundo rincón de nosotros mismos hay un conocimiento primordial o una percepción preconsciente de nuestro destino, de nuestras capacidades y de nuestra vocación en la vida.
No solo tenemos una senda determinada para seguir, sino que, en algún nivel instintivo, sabes cual es.
Nuestra satisfacción, nuestra felicidad y nuestro bienestar depende que descubramos esta pauta o diseño, y cooperemos  con su realización. El Filosofo danés Kierkegard observó que la forma más común de la desesperación es la de no ser quienes realmente somos, y agregó que una forma de desesperación aún más profunda, es la que se genera en la decisión de ser alguien diferente de uno mismo. El Psicólogo Rollo May escribió: “cuando la persona niega su potencialidades y no logra cumplirlas, su sentimiento es de culpa. Los teólogos han interpretado el cuarto pecado cardinal, la pereza o acidia, como el “pecado de no llegar a hacer con la propia vida todo lo que uno sabe que podrá hacer”.

EL  VIAJE  DE  REGRESO  A  NOSOTROS   MISMOS. 
La carta natal es una imagen del cielo  tal como aparecía en el lugar y en el momento en que nacemos, que retrata simbólicamente nuestra propia y peculiar realidad, con su pauta innata y su íntimo designio. El conocimiento de la carta natal nos permite percibir que cosa estaríamos haciendo naturalmente, si no nos hubiéramos visto frustrado por la familia, la sociedad, y lo que es quizás más decisivo, por la ambivalencia de nuestra propia naturaleza. Nadie más que nosotros es responsable de lo que hacemos con nuestra vida, ni del grado en que aceptamos o rechazamos nuestra autentica naturaleza, nuestro propósito y nuestra identidad.
La carta natal es la mejor guía que tenemos para el viaje de regreso a nosotros mismos. Cada emplazamiento en la carta revela la manera más natural y más apropiada de desvelar lo que somos y quienes somos.

LA  CONTABILIDAD  DEL  ALMA.
La carta natal muestra nuestras posibilidades y tendencias. Usted no reacciona ante las influencias por haber nacido en cierto lugar o en cierta hora, sino que las influencias de ese momento y de ese lugar muestran sus posibilidades, las cuales podrán concretarse en el futuro.
El destino esta marcado en las tendencias, no en los hechos. Todo lo que cualquiera puede ver en una carta natal son  tendencias que se convertirán en hechos si uno no hace algo para alterarlas. Nadie llega libre de ataduras a esta existencia. La vida es eterna. Si la tenemos frente a nosotros, ¿no es lógico creer que también podamos tenerlas detrás de nosotros? Es como si tuviéramos un sistema de contabilidad, el cual forma parte de nuestra estructura. Tenemos deudas y tenemos créditos. Algunos de nosotros estamos en esta vida con mucho capital en nuestra libreta de ahorro espiritual. Estos son ingresos que provienen de una vida pasada. Otras personas estarán en esta vida con una cuenta bancaria agotada. Esta es la diferencia entre un modelo fácil y un modelo difícil de vida. Sin embargo, nada hay que nos impida agotar nuestro capital y entrar en bancarrota o ponernos a trabajar para compensar el déficit de manera que tengamos un excedente con  el cual podamos operar.
El horóscopo es el croquis de nuestro carácter. El carácter es el destino. Nada hay que sea estático en este Universo que habitamos.
Podemos cambiar modificando nuestra actitud y patrones de conducta. Al hacerlo, modificamos nuestro destino, la carta natal muestra su carácter y su patrón personal: su naturaleza humana; sin embargo, usted también es espíritu. Las estrellas impulsan, pero no obligan. Su conocimiento de las influencias planetarias le permite manejar usted mismo, su propia vida y utilizar inteligentemente las influencias planetarias que con solo usted quererlo, le ayudaran en su evolución.

LA  ASTROLOGÍA  Y  LOS  SÍMBOLOS.
Los Signos  del Zodiaco son símbolos de fuerzas grandes y potentes. Los planetas físicos son solo las formas externas mediante las cuales se manifiestan las energías del alma. Estas energías son las que nos afectan, no los planetas físicos. Cuando conocemos a una persona, no es el cuerpo físico de ella el que nos afecta. Sin embargo nuestra reacción ante el carácter y la personalidad de esa persona nos beneficiará o nos perjudicará. Lo mismo ocurre con las energías planetarias.
                                    
            Jesús Morales Ruiz                                                                                                       
Artista Plástico - Astrólogo - Tarotista

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